¿El problema? Ese organismo, tan previsor y
ahorrador, aún no se ha enterado que el mundo occidental vive
rodeado de un exceso de calorías que convierte estos depósitos en
algo completamente innecesario.
La respuesta quirúrgica a esos cúmulos de grasa indeseados es
la liposucción, consistente en
licuar primero la grasa para luego
aspirarla a través de una cánula. Si bien, como insisten absolutamente
todos los expertos, no es un método de adelgazamiento,
sino una técnica para modelar la figura. Pero, ¿es permanente, o
es pan para hoy... y grasa para mañana?
Un cambio de proporciones.
“Es
frecuente que las mujeres que ganan cinco o seis kilos tras una
liposucción piensen que la grasa se ha “desplazado” a otras zonas,
pero eso no sucede. Tienen esa sensación porque la grasa no se
asienta de la misma forma en las áreas de donde ha sido aspirada
que en el resto del cuerpo”. Es decir, si la paciente gana peso,
descubrirá que engorda de forma diferente a como estaba acostumbrada.
“Las zonas tratadas y aquellas sin tratar engordarán
de forma más generalizada, incluyendo áreas que antes apenas
aumentaban de volumen porque las zonas de lipodistrofia “secuestraban”
la mayoría de la grasa almacenada”. Las zonas
tratadas quedarán más proporcionadas de forma permanente, a
pesar de las posibles variaciones de peso futuras.
Aumenta el tamaño, no el número.
“La grasa que se quita no vuelve a salir nunca .
Si de un plano de grasa de 10 hileras de adipocitos retiro
ocho, quedarán solo dos hileras. Y serán siempre dos, no más.
Engordar no provoca un aumento del número de células grasas,
lo que sí puede hacer es provocar que aumenten de tamaño”. La excepción son las personas en etapa de
crecimiento. La liposucción, en este caso, podría provocar un estímulo
de un mayor número de adipocitos en el resto de los casos, la grasa eliminada mediante
liposucción no vuelve a aparecer”.
La liposucción se presenta como un tratamiento eficaz, duradero,
pero no milagroso. Si
ingerimos más calorías de las que gastamos,
engordaremos. Con o sin liposucción. Pero no será responsabilidad
de la intervención. “Los resultados a largo plazo son magníficos. Con una única operación se consigue corregir, de forma
estable y definitiva, una distribución poco estética de la grasa
corporal, sin apenas cicatrices, y con un resultado que soportará
el paso del tiempo, los cambios de peso y los embarazos”.
Muchas mujeres que se
han realizado una lipoaspiración en cartucheras o
piernas, quedan tan contenta con los resultados
que 20 o 30 años recurren a la misma intervención. Al entrar
en la menopausia, cambia la distribución de la grasa corporal y
muchas de ellas se someten otra vez a esta técnica para eliminar
esos cúmulos que, con los cambios hormonales, se producen en
los brazos, los flancos o el abdomen”.
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